30/01/2024
Por: Hernán Ralinqueo, Presidente del PJ de 25 de Mayo e Intendente Municipal (2015-2023)
Los absolutismos monárquicos del siglo pasado siempre han sido muy celosos de tener un método en el ejercicio del poder. En la obra de Aristóteles la autoridad funge como el elemento indispensable para dirigir mejor los destinos de los ciudadanos en beneficio de la comunidad y de exigir, al mismo tiempo, el mejor ejercicio de las funciones de los demás, las cuales se inscriben dentro del ámbito de coordinación de las actividades que realiza la autoridad, de manera que siempre existe una relación directa entre el trabajo y la virtud.
La Autoridad no es la superioridad de un poder que reclama obediencia ciega y prohíbe pensar. La verdadera esencia de la autoridad reside en no poder ser irracional, en ser un imperativo de la razón, en presuponer en el otro un conocimiento superior que rebasa el juicio propio. Obedecer a la autoridad significa entender que el otro -también la voz que resuena desde la tradición y la autoridad- puede percibir algo mejor que uno mismo.
En base a estos conceptos tratemos de hacer algún ejercicio reflexivo a luz de los recientes acontecimientos gubernativos en nuestra patria chica.
Está visto que el ejercicio del poder requiere legitimidad, en el caso de 25 de Mayo nunca se pudo saber con exactitud si Egüen era el candidato a intendente más votado ya que pidió en la Justicia no abrir las urnas para verificar esa exigua cantidad de votos en el conteo definitivo.
Es claro que para muchos -tienen razones para hacerlo- no fue el legítimo ganador de las elecciones de octubre del año pasado. Y que había otro resultado. Esa duda perdura y es letal en la legitimidad de su accionar ya que preferir ampararse en una posibilidad de trampa aunque sea legal antes que saber la verdad dice mucho de las personas y los dirigentes.
También ejercer el poder requiere ecuanimidad cuando la pretensión es gobernar para toda la población en su conjunto y no sólo para un sector aunque este sea mayoritario pero tampoco esa vocación es parte de la agenda del nuevo Gobierno de la UCR.
Elementos como el equilibrio y razonabilidad en la toma de decisiones a los efectos de que la Comunidad vea un ejército de la intendencia con cierto grado de justicia en las decisiones. Evidentemente los despidos a mansalva, el ensañamiento en particular con las docentes de los jardines municipales bajándoles el sueldo, acciones contra el personal de salud y de defensa civil, contra el jefe de la defensa civil y jefe de bombero, quienes pusieron el cuerpo en la pandemia.
En un Estado democrático, de derecho, el obrar dentro de la ley debería ser una regla para que tengan legalidad la toma de decisiones. Tampoco así lo demuestran las permanentes acusaciones contra los jefes policiales y contra la Justicia.
El atropello contra un proveedor municipal da cuenta que actuar bajo la ley no es una característica que le importe mucho al nuevo gobierno alineado a Milei en su pensamiento y en sus formas. Queda aún por explicar la denuncia de Mafia Judicial contra el Fiscal Merola, Illanes, Brunelli y mí persona.
Pero hay algo que ya marcó definitivamente su forma de proceder. Es la mentira como método para llevar adelante las acciones diarias.
A pocos días de Gobierno ya la Comunidad sabe que cada vez que el Intendente abre la boca, además de un lenguaje soez, pendenciero, de sesgo autoritario, utiliza la práctica de la mentira para poder escudarse de sus incapacidades y eso ya marca a la gestión de punta a punta.
En poco tiempo ya todos sus funcionarios apelan a su mayor activo y en ese entorno se mueven. Mentir para poder gobernar. En este tiempo solo se escuchan: acusaciones, excusas y diatribas.
Como cree que la mentira le funciona no tiene problema en volver a presentar obras ya realizadas o maquinarias que gestionó el Gobierno anterior. Una característica que no los avergüenza es vestirse con ropa ajena. Es así que la principal característica está a la vista y lo importante es estar advertido, por eso la infamia de las acusaciones no tiene ni sentido ni siquiera contestarlas.
Son muy hábiles y eficientes en instrumentar mentiras sobre las cosas, al punto que debería renombrar una Secretaría como de Propaganda y Construcción de la Realidad.
También se advierte algo: ante la mínima contraposición con la realidad, la mínima crítica, el Gobierno queda al desnudo y allí se observa una intendencia impotente, incapaz de continuar una medida que genere debate o crítica pública.
Por eso anunciaron que debían despedir 700 empleados, ante el enorme rechazo social que generó la medida, entonces volvieron para atrás y comenzaron a contratar a los despedidos y a algunos ya le devolvieron su condición de planta permanente. Finalmente los despedidos no son más de 250, amén que fueron realizados de forma totalmente ilegal lo cual acarrea un enorme perjuicio para la Comunidad.
Por primera vez en 50 años no se realizó el tradicional Festimayo porque se gastaba mucho dinero y los artistas locales no deberían cobrar. Se prefirió alegar a una cuestión climática y de zoonosis antes que exponer sus ideas sin miedo: la cultura es un gasto innecesario.
Echaron de la peor manera a una señora que contribuyó no sólo en la creación del Centro Cultural Islas sino que su sola presencia allí era la esencia y razón de ser de ese lugar. Fue allanada por funcionarios municipales y la policía, maltratada, humillada y vejada.
El enorme destrato que recibieron cientos de empleados municipales, persecución, desplazamientos, recortes de sueldos sólo por pensar de determinada manera u opinar sobre el nuevo gobierno.
Un apotegma que va a definir este periodo de la UCR Mileista aplicado a contrario sensu:
“Mejor que hacer es mentir. Mejor que realizar es excusarse”.
Solamente decir que antes de continuar la enorme tarea de gestión que se dejó en marcha, evidentemente se prefiere continuar con la división, el agravio y el odio a más no poder.
Todo esto para recordar que no se desatienda las obras que van a servir para transformar esta ciudad y todo el Distrito. Hay obras más fáciles, otras más difíciles, algunas que requieren más tiempo, pero la gente sabe que se pueden concretar, no es imposible.